viajando en el 601

El sol invernal pagando la mirada, volviendo forzoso el mismísimo acto de ver. El cuerpo entumecido de la noche anterior. Mario cuenta su experiencia con el teatro. Carlos mira la ventanilla. Es que te encontrás en una situación en la que la mitad es ficción y la mitad real. Por eso cuando improvisás te sentís protegido, porque estás actuando, pero en realidad hay una gran parte que está saliendo de vos. hay gente que deja... es como el que deja de ir al psicólogo y te dice que... te dice que ya no tenía sentido, pero en realidad era porque estaba por salir algo, algo propio, y es un bulto que podés esquivar o ...yo voy a teatro para conocerme, eso lo tengo claro, por eso a veces te encontrás en situaciones en las que vos decís... te sale algo, o alguien te hace notar, y entonces te podés poner la burbuja con la que te protegés siempre, o probar algo distinto, quedar expuesto.
Carlos abre rápido la ventanilla sobre la última frase. Entra muchísimo viento. A mi lado, su rostro se desfigura de palidez... el cuerpo rígido, parece clavado en su asiento.
Mario saluda y se baja. Carlos me mira haciendo un gran esfuerzo. En la frente se le manifiesta una contorsión de dolor. Con un hilo de voz se dirige a mí: Lau, es la náusea, la nausea metafísica... la última frase de Mario, Lau, sentí que no podía más... tuve... fue como un ataque de ansiedad, como si no pudiese vivir más sabiendo eso ¿cómo seguir viviendo con ese bulto?. ¿Te acordás de anoche? No sé por qué se me vino esa imagen, estar tambaleándome sobre la tapia, y era todo tan frágil, tan frágil... no mi amor, no me mires así... pero decime si no estamos todos tan locos... ¿Qué pasa si eso que descubro en mí es horrible...? Yo podría estar completamente loco... es el absurdo de la existencia, o un dolor empírico que se transforma en dolor metafísico... pero no, no, no es eso... es la náusea, es la náusea por la existencia.