Hace tiempo que estoy al acecho del sentido común. Convivimos como naturalezas extrañas, de pelos erizados, desde el momento en que mostró los dientes, sólo por un instante, después de años de mansa servidumbre. El sentido común, eso que todos creímos nuestro terreno compartido, se me aparece ahora tan ridículamente tendencioso, mera sedimentación de prejuicios, que ahoga todo pensamiento desviado, individual, dubitativo. ¿a quién se le ocurre?. Los pies en la tierra.
Nuestra cicuta es esa falsa seguridad que no estamos dispuestos a negociar..
Habrá que hacerle la guerra entonces!