Humahuaca

Con timidez salí de la habitación. La noche estaba fresca, limpia. Me deslice hasta la mesita de madera porosa, la música que llegaba desde la mesa próxima me dio ánimos para el siguiente paso. Sonreí cuando dejó de tocar. Son sólo ensayos, se excusó. Me dejé acompañar por el sonido, charlamos apenas, sin alzar la voz y sin movernos de nuestros lugares. Repasé el cambio del paisaje y la opacidad de los rios que parecen tierra en movimiento. Le sonreí a mi breve soledad.

1 comentario:

D'Artagnan dijo...

Son en esos instantes, que yo creo que hay contados, que se descubre la percepción de nosotros mismos. Muy lindos!