Cumbierita intelectual

Confesé alguna vez, que sólo me gustaban aquellas personas que sabían reirse de sí mismas.. y emepecé por mí. Así fué como el más sórdido estante, reservado para la ironía Nietzscheana, econtró sitio para Fontanarrosa y Quino. Pero éste era sólo el principio, la metamorfosis pronto lo invadió todo, y fue así como me encontré escuchando Wagner y los visitantes, yendo a la cancha y leyendo Tolstoi en el entretiempo, llorando a cantaros por un pechito amarillo que el gato no se dignó a matar del todo, y faltando a mi despótica fidelidad a la Rosamonte amarga por noches furtivas de mate saborizado.. y con chuquer.

4 comentarios:

wda dijo...

Si me lo permite, aguante el mate saborizado con chucker. Y al que no le guste que diga "gracias".

capitan beto dijo...

.
.

son esas cositas de la vida
que hacen q nosotras cantemos " y dale dale dale dale gloooriaaa.."


y sanchez use remeras de iron maiden

.




ni hablar de ana no duerme versión rap



.

LA MALA REPUTACIÓN dijo...

siii..! eso, eso! por eso nos gustan las fulereadas.. esas cosas que están en el magnífico límite entre algo completamente genial y el lado oscuro de la luna..
es como las abuelas que se tiñen el pelo de rosa.. o los tatuajes arrugados :)

Clau dijo...

Yo fui hace poco a ver Iron Maiden y un poco antes escuché el recital de Alberto Plaza en los Bomberos de San Francisco... mi definición para mí misma es "soy ecléctica"...