la filosofía en el tocador

Garcín: he muerto demasiado pronto.
No me dieron tiempo para ejecutar mis actos.

Inés: Se muere siempre demasiado pronto -o demasiado tarde-.
Y sin embargo la vida está ahí, terminada; trazada la línea, hay
que hacer la suma. No eres nada más que tu vida.


Ocurre que al viejito no le convencía esa manía de excusarse y entonces volvía una y otra vez sobre el asunto, convencido de que ciertamente su doctrina horrorizaba a muchas personas, especialmente a aquellas que no habían triunfado en la vida.. menudo problema! las personas esperan que se nazca cobarde, que sea producto de la configuración fisiológica o de la sociedad..
lo que no quieren escuchar, y el viejito no se cansará de repetir es que el cobarde es responsable de su cobardía, que a cada instante tuvo la posibilidad de dejar de serlo.

No hay comentarios: